Matteo Renzi volvería a ganar las elecciones con el 32,5% de los votos, aumentando en más de 7 puntos sus resultados respecto a las Elecciones de 2013 y distanciándose del Movimiento 5 Estrellas en más de 4 puntos. El Partido Democrático lograría mantener la posición de partido hegemónico en Italia, con una amplia ventaja sobre el resto de fuerzas.
El Movimiento 5 Estrellas incrementaría su resultado casi 3 puntos, consolidándose como principal partido de la oposición. La fuerza política que se vería más perjudicada sería Forza Italia, el partido del ex-presidente Silvio Berlusconi, que vería reducido su apoyo en 10 puntos. Todo lo contrario la ultraderechista Liga Norte, que incrementaría en 8,7 puntos sus resultados, posicionándose como referente ideológico de la derecha italiana. El centro-derecha de Area Popular bajaría 3,4 puntos y el ultranacionalista Hermanos de Italia crecería 1,5 puntos. El partido izquierdista Izquierda, Ecología y Libertad variaría escasamente, aumentaría 7 décimas sus apoyos respecto a las anteriores elecciones.
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