Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas han sido desastrosos para el PP. Pese a seguir ganando a nivel nacional (por solo 2 puntos de ventaja sobre el PSOE), tras las elecciones, el PP pierde la mayor parte de los gobiernos autonómicos y municipales de las grandes ciudades. El PP que tenía el dominio de todas las comunidades excepto Cataluña, Euskadi, Navarra, Islas Canarias, Andalucía y Asturias, no ha obtenido ninguna mayoría absoluta y podría gobernar tan solo en Castilla y León, La Rioja y Región de Murcia, donde el PP se ha quedado cerca de la mayoría absoluta y es difícil establecer una mayoría alternativa. El PP pierde, además, el control en dos de sus feudos más importantes: la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, donde el PSOE podría gobernar pactando con Podemos (en el caso de Madrid, se necesitaría la abstención de Ciudadanos). Aragón, Islas Baleares, Castilla-La Mancha y Extemadura, también dejarían de tener gobierno del PP. Habrá que ver cómo se desarrollan los pactos en las distintas comunidades autónomas pero a primera vista parece que el PP podría quedarse sin gobernar en casi ninguna comunidad.
En cuanto a las municipales, el PP no tendría mayorías absolutas en grandes ciudades y las candidaturas promovidas por Podemos les quitaría lugares como Madrid, Cádiz o Santiago de Compostela. El PP podría perder ciudades que habían controlado durante varias legislaturas como Madrid, Valencia, Málaga, Murcia, Alicante o Cádiz. Además, perderían el gobierno de Sevilla, donde en 2011 obtuvieron una amplia mayoría absoluta.
El PP, tras las elecciones municipales y autonómicas, queda muy tocado Pese haber ganado en la mayoría de comunidades y a nivel nacional, el PP perderá gran parte de las comunidades y ayuntamientos que actualmente gobierna (hay que recordar que nunca ningún partido había tenido tanto poder) y estos pasarán a manos del PSOE en coalición con otros partidos de izquierda.
Creo que el cambio de partido en Madrid no puede ser más que satisfactorio. Después de muchos años con la misma cúpula, el ego se apodera de sus actos. Obras innecesarias, paradas de autobuses nuevas, monumentos sin estética,… En resumen, todo el día en obras para no beneficiarse después de todo el dinero invertido en ellas. Por tanto, cuando las cosas no pueden ir a peor (o eso espero), un cambio nunca viene de más.
Dejando a un lado el miedo que supone que gobierne una plataforma sin ideología definida y con nula experiencia, quizá sus ganas de demostrar que merecen su puesto más que los antecesores les haga tomar las decisiones correctas. ¿Aprenderán de los errores o chuparán del bote?