Tras tres elecciones y muchos meses de bloqueo político, finalmente se ha alcanzado un acuerdo para la formación de un nuevo gobierno. Pese a que Benny Gantz, líder de la oposición y principal alternativa al primer ministro Netanyahu durante estos años, prometió en campaña no apoyar al líder conservador, que está inmerso en diferentes casos de corrupción, este finalmente acabó dando un giro en sus posiciones y aceptó cerrar una coalición para poner fin al bloqueo. Este acuerdo permitirá a Benjamin Netanyahu, líder del conservador Likud, estar al frente del gobierno durante 18 meses más, lo que le permitirá un mayor grado de protección frente a las investigaciones judiciales. Tras estos 18 meses, vendría otro periodo igual en el que Gantz, que ahora ejercerá como ministro de exteriores, le sustituirá en el cargo. Este acuerdo conlleva además una coalición entre Likud y Azul y Blanco (o lo que queda de él, pues dos de los partidos de la coalición la han abandonado tras el acuerdo), que incluirá también a los laboristas. Azul y Blanco, principal alternativa a Likud y que llegó a ganar las elecciones de septiembre de 2019, incluía a varios partidos centristas. En las últimas elecciones, consiguieron 33 escaños, quedándose así a 3 de Likud. De estos 33, 15 son del Partido de la Resiliencia de Gantz, mientras que 18 eran de los otros dos partidos, Yesh Atid y Telem. Ambos partidos han rechazado el acuerdo, abandonando así la coalición centrista (aunque 2 diputados del centroderechista Telem sí aceptaron el acuerdo con Likud y se escindieron, formando Derekh Eretz, que permanecerá como aliado de Azul y Blanco). A los 15 diputados de la Resiliencia de Gantz se le unen así los 2 de Derekh Eretz; los 2 del Partido Laborista, que en las pasadas elecciones concurrió con Meretz y Gesher y que ahora entrará en el gobierno; y el único del liberal Gesher.
Tras la formación del gobierno y estos cambios la oferta partidista en Israel, se han producido algunos cambios en la intención de voto. Así, según la media de encuestas electorales, el conservador Likud saldría reforzado y sumaría mayoría con sus socios ultraortodoxos y ultranacionalistas. De acuerdo con la media, Likud se sitúa en los 40 escaños, un nivel que no ha alcanzado en unas elecciones desde los años 80, y 4 por encima de los que obtuvo en marzo. Como segunda fuerza se mantiene el Azul y Blanco de Gantz, con 17 escaños (2 más que los que obtuvo Resiliencia, aunque los mismos que suma con los laboristas, que en solitario no alcanzarían el umbral del 3,25 % para obtener representación). La coalición de la izquierda árabe Lista Conjunta se mantiene en unos niveles altos de intención de voto y mantendría sus 15 escaños. La centrista coalición de Yesh Atid y Telem pierde fuerza respecto a su representación actual y se quedaría con 12 escaños. Los ultraortodoxos de Shas se mantendrían con 9 escaños, los de UTJ repetirían con 7 escaños y la coalición ultranacionalista y ortodoxa Yamina (Derecha) se situaría con 7. Los nacionalistas de Yisrael Beitenu, antiguo socio de Netanyahu, mantendría sus 7 diputados. Por último, el izquierdista Meretz (Unión Democrática) subiría hasta los 5 escaños.