Costa Rica votó por un cambio más radical frente a la política tradicional encarnada por el candidato perdedor, el expresidente José María Figueres. El economista Rodrigo Chaves, que fue ministro de Hacienda durante casi un año con el gobierno centroizquierdista de Carlos Alvarado, saliendo pronto del mismo por diferencias con el presidente, ha ganado por casi 6 puntos de diferencia.
Rodeado de polémicas durante toda la campaña, fue perdiendo apoyos a lo largo de esta, aunque siempre manteniendo su ventaja en las encuestas electorales. Acusado de acoso sexual contra mujeres en su etapa de trabajo en el Banco Mundial y de financiación ilegal, estas polémicas no han sido suficientes para hacer ganar a José María Figueres, del centrista (de inspiración y origen socialdemócrata) y presidente del país entre 1994 y 1998.
Chaves, aunque con unos meses de experiencia en un gobierno centroizquierdista y liderando un partido de nombre y de autodefinición socialdemócrata, es conservador en lo social y tiende al liberalismo en lo económico. Así, es definido en los medios como un populista, siendo incluso comparado con políticos como Trump, probablemente por su estilo agresivo y confrontador. Así, algunos comparan su lema ‘Volvamos a ser el país más feliz del mundo’ con el lema trumpista de ‘Make America Great Again’. Sin embargo, su programa se corresponde más bien con el de un partido de ideología centrista.
Pese a su victoria, esta ha sido por apenas unos puntos y Chaves cuenta con un gran rechazo de buena parte de la población. Además, la participación en estas elecciones fue especialmente baja, con apenas un 56,8 % de los costarricenses yendo a las urnas, 9 puntos menos que en 2018. La ciudadanía no sólo ha apostado por un cambio respecto a la política más tradicional, sino que también se muestra en buena medida apática respecto a la política en general.
% VOTO | |
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Rodrigo Chaves (Progreso Social Democrático) | 52,85 % |
José María Figueres (Liberación Nacional) | 47,15 % |
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