El presidente islamista Recep Tayyip Erdoğan gana la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, tal y como preveían las encuestas, y se asegura otro mandato de 5 años. Tras su victoria en la primera vuelta con un 49,5 % del voto y el apoyo de Sinan Oğan, candidato que quedó en tercer lugar en la primera vuelta con un 5 % del voto, se daba por hecho su victoria. Una victoria del opositor Kemal Kılıçdaroğlu tendría que haber lidiado, además, con un parlamento dominado por la alianza que apoya a Erdoğan, fundamentalmente su partido AKP y el ultranacionalista MHP.
Finalmente, Erdoğan venció con un 52,1 % del voto tras una campaña electoral con una clara polarización y una gran movilización de ambos bloques. Más de 54 millones de turcos, de un censo de 64 millones, fueron a votar en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que eran vistas por muchos como unos comicios decisivos para el futuro del país, dada la deriva autoritaria de Erdoğan durante la última década. La campaña transcurrió con la habitual desigualdad de medios entre ambos bloques, con un Erdoğan que controla los medios y las instituciones del país. Además, la campaña fue especialmente tensa, usando el presidente bulos y deepfakes para vincular a la oposición con el terrorismo del PKK kurdo. Estas elecciones han sido uno de los principales desafíos para el presidente islamista, ante el desgaste en su popularidad por la mala situación económica que atraviesa el país, con una inflación descontrolada, por encima del 50 % interanual.
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