La presidenta Maia Sandu, del liberal y europeísta Partido Acción y Solidaridad (PAS) llega a la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Moldavia como clara favorita. Sin embargo, el desgaste de los últimos 4 años de gobierno se deja notar y registra niveles de apoyo inferiores a los de 2020. Si bien su porcentaje de voto será claramente superior al de las encuestas, dado que un tercio de los votantes se muestran indecisos en las encuestas, parece del todo probable que se necesitará ir a un balotaje para decidir la presidencia del país. La primera vuelta coincide con un referéndum convocado por la propia Sandu para que la población exprese su opinión sobre la integración del país en la Unión Europea, una de las principales banderas de la presidenta, más aún en el actual contexto de invasión rusa a Ucrania.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, Maia Sandu registra un 32 % de intención de voto (más de un 45 % del voto decidido). Lo que sigue sin estar claro es quién pasaría con ella a la segunda vuelta. El socialista Alexandr Stoianoglo (PSRM) y el populista Renato Usatîi (PN), ambos de orientación antieuropea y prorrusa, se sitúan en empate técnico, registrando un 11 % y un 10 %, respectivamente. La candidata independiente y exgobernadora socialista de Gagauzia, Irina Vlah, empata con un 3,5 % con el candidato izquierdista radical Vasile Tarlev, apoyado por los comunistas. El conservador Ion Chicu, europeísta, pero contrario al referéndum impulsado por Sandu, se queda con un 2,5 %.
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