Victoria del alcalde de Bucarest en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El candidato liberal-progresista y defensor de una mayor integración europea, Nicușor Dan, gana frente al ultraderechista y euroescéptico George Simion, que recibió el apoyo del ultranacionalista Calin Georgescu, descalificado tras incumplir las normas electorales en una primera vuelta celebrada en 2024 anulada por las irregularidades que se registraron. Dan, que ha contado con el apoyo de partidos progresistas, liberales y centroderechistas, todos del espectro europeísta, será el nuevo presidente.
Pese a la victoria final de Dan, la victoria de Simion en la primera vuelta supuso ya un terremoto político en el país, rompiendo el gobierno de coalición, al llevar a la renuncia del primer ministro Marcel Ciolacu y a la salida del Partido Socialdemócrata de la coalición de gobierno. El apoyo del partido al centroderechista Crin Antonescu en la primera vuelta, que fracasó al no pasar al balotaje, y el éxito del candidato ultraderechista en zonas rurales tradicionalmente socialdemócratas hicieron saltar las alarmas en el partido, forzando un cambio de rumbo en la estrategia política. Tras años de alianzas con el centroderechista Partido Nacional Liberal, los socialdemócratas han decidido tomar distancia para resaltar sus diferencias con este y recuperar espacio perdido entre las clases populares a favor de la ultraderecha. De hecho, no apoyaron a ningún candidato para esta segunda vuelta, ante las posiciones ideológicas más distantes que mantienen con el alcalde de Bucarest, contrastando los valores progresistas de este frente a las posturas más conservadoras de los socialdemócratas rumanos.
Pese a la situación de mayor inestabilidad política en el país tras la primera vuelta, el resultado del balotaje evita profundizar en la crisis política del país que podría haber traído la victoria de George Simion. Dan se ha impuesto con una ventaja de casi 8 puntos frente al empate técnico que mostraban las encuestas previas. El crecimiento de la participación, alcanzando un 64,7 %, un dato muy por encima de lo visto en la última década, y la mejora de Dan en el voto exterior, en el que Simion dominó claramente en la primera vuelta, han permitido esta victoria. Además de en las zonas más urbanas como Bucarest, Dan se ha impuesto con rotundidad en las provincias donde se concentra la minoría húngara, que le han apoyado masivamente ante los temores que crea para ellos el discurso ultranacionalista de George Simion.
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