Estonia atraviesa una etapa de creciente desgaste político, tanto a nivel nacional como local, del gobernante Reforma. El ejecutivo nacional liderado por Kristen Michal (Reforma) desde julio de 2024 tras la salida de Kaja Kallas hacia la diplomacia europea, se mantiene con una mayoría parlamentaria ajustada junto al partido Eesti 200, tras la expulsión de los socialdemócratas en marzo. Desde entonces, Michal ha intentado proyectar estabilidad, pero las encuestas y los recientes acontecimientos revelan un entorno cada vez más adverso y de mayor debilidad. Los partidos que forman el gobierno apenas suman un 16 % de intención de voto en la última media de encuestas electorales, un desgaste que podría verse materializado en las próximas elecciones municipales del mes de octubre.
El conflicto más visible en el último mes ha estallado en la capital. En apenas un mes, Reforma fue expulsado, reincorporado y finalmente se retiró definitivamente del gobierno municipal de Tallin, ante las discrepancias en una votación sobre escuelas infantiles municipales. La crisis ha debilitado al partido especialmente en la capital: según Kantar Emor, Reform cayó al 10 % en intención de voto en Tallin, mientras el Partido de Centro ascendía al 30 %. Este episodio ha dañado la imagen del gobierno central, dirigido por el propio Michal, también líder local de Reform, que pidió disculpas por no haber gestionado adecuadamente la situación. Pese a dejar ahora en minoría al gobierno municipal, nacido en 2024 entre Socialdemócratas, Reforma, Isamaa y Eesti 200 tras una moción de censura al entonces alcalde de Centro, Reforma ha prometido que no colaborará con la oposición de Centro y EKRE.
En paralelo, el Ejecutivo nacional ha implementado en julio una controvertida subida del IVA —del 22 % al 24 %— y de los tipos reducidos, como parte de un ajuste fiscal necesario para sostener el gasto en defensa, que superará el 3 % del PIB en 2026. Las medidas han sido criticadas por su impacto regresivo y han avivado la oposición social y política. Mientras tanto, Estonia sigue manteniendo públicamente una postura firme frente a Rusia, liderando en ayuda a Ucrania per cápita y promoviendo nuevas sanciones desde el seno de la UE.
Bajo este contexto, el conservador Isamaa se mantiene en primera posición con un 25 % de intención de voto, absorbiendo buena parte de la caída de Reforma desde las elecciones de 2023. El Partido del Centro y el ultraconservador EKRE se sitúan empatados con un 16,5 % cada uno. Por su parte, los Socialdemócratas suben hasta el 15 %, acumulando 6 puntos de crecimiento desde las pasadas elecciones. El liberal Reforma se queda con 13 %, un descenso de 18 puntos con respecto a 2023. El centroderechista La Derecha se mantiene con un 7 %, porcentaje con el que obtendría representación parlamentaria. Por el contrario, el centrista Eesti 200, que participa del actual gobierno nacional, cae hasta el 3 % y perdería su representación.

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