El kirchnerismo ganó. Tal y como pronosticaban las encuestas durante la última semana de campaña. Sin embargo, mientras las encuestas daban una ventaja al kirchnerismo de entre 3 y 5 puntos, la candidatura de Alberto Fernández se impuso ayer por 15 puntos a la del presidente Mauricio Macri. Tal fue la victoria del kirchnerismo, que si lo de ayer no hubiesen sido unas PASO, sino una primera vuelta, hoy Alberto Fernández ya sería presidente y Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta. Y es que su coalición, Frente de Todos, consiguió un 47 % de los votos, suficiente para evitar una segunda vuelta (si un candidato gana en primera vuelta con más del 45 % o con más del 40 % y más de 10 puntos de ventaja sobre el segundo, es elegido presidente sin necesidad de balotaje).
A dos meses de las elecciones presidenciales, el resultado de estas primarias (cuya utilidad no ha sido elegir a los candidatos de los partidos, al haber solo un candidato por partido, sino medir el apoyo de las candidaturas) complican enormemente la posibilidad de reelección de Mauricio Macri. Si bien el porcentaje de participación en las PASO siempre es varios puntos inferior al de unas presidenciales (pese a que el voto es obligatorio en ambos), una posible mayor movilización del oficialismo podría no ser suficiente para dar la vuelta a este resultado electoral. Ya antes de conocer los primeros resultados tuvo que comparecer Macri a reconocer la derrota, lamentando el escaso apoyo recibido, pero con la creencia de que «la mayoría de argentinos no quiere volver al pasado [kirchnerista]». Sin embargo, pese a la esperanza de Juntos por el Cambio de poder aún dar un vuelco en las presidenciales, los mercados han reaccionado muy negativamente a los resultados, cayendo el valor del peso sobre el dólar un 22 % hasta los 60 pesos por dólar.
Victoria rotunda y generalizada del kirchnerismo
La victoria de kirchnerismo ha sido prácticamente generalizada en todo el país, salvo en zonas como en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la provincia de Córdoba, donde Juntos por el Cambio fue la fuerza más votada. También venció la candidatura del kirchnerismo en las PASO para gobernador de Buenos Aires. Allí, el candidato del kirchnerismo, Axel Kicillof, se enfrentaba a una de las figuras más populares del oficialismo, María Eugenia Vidal. Sin embargo, pese a ello, el candidato del Frente de Todos rozó el 50 % frente al 32 % de la candidata de Macri.
También había PASO para la elección de candidatos a las elecciones legislativas, que se celebran a la vez que las presidenciales. Los medios argentinos ofrecen una proyección de cómo quedarían las cámaras legislativas en caso de repetición de estos resultados: el kirchnerismo obtendría 117 diputados (de 270) frente a los 111 del partido de Macri, que mantendría prácticamente el mismo número que tiene actualmente. En el Senado, los kirchneristas obtendrían 36 de los 72 escaños y Juntos por el Cambio, pasaría de sus actuales 24 a 28.
¿Es posible la remontada de Macri?
Evidentemente, todo es posible. Aunque sin duda los resultados de ayer parecen complicar mucho las cosas a Juntos por el Cambio.
En 2015, las PASO las ganó holgadamente también el kirchnerismo. El Frente para la Victoria, cuyo candidato fue Daniel Scioli, obtuvo entonces un 36,7 % de los votos. Y eso sin contar con el 19,5 % que obtuvo el peronista Unidos por una Nueva Alternativa de Sergio Massa, ahora integrado en el Frente de Todos. Así, entre los dos sumaron un 56,2 % frente al 23,2 % que obtuvo Macri (un 28,6 % su partido, Cambiemos). En la primera vuelta, Macri conseguiría subir hasta el 34,2 % frente a un estancado kirchnerismo que se mantuvo con un 37,1 %. Finalmente, en la segunda vuelta, Macri conseguiría ganar con el 51,3 % de los votos.
Así, en realidad, el partido de Macri ha mejorado los resultados respecto a las PASO de 2015, mientras que el peronismo en conjunto ha perdido algo de fuerza. Estos datos, que podrían alentar cierto optimismo en las filas de Juntos por el Cambio, hay que leerlos también según el contexto. En 2015, la candidatura Cambiemos estaba recién creada y aún tenía mucho margen para crecer durante la campaña, liderando la oposición a un gobierno desgastado por la economía y la corrupción. Sin embargo, esta vez Juntos por el Cambio es una coalición con ya 4 años de experiencia de gobierno. Y es la gestión del gobierno lo que muchos argentinos van a juzgar en las presidenciales de este año. Durante estos años, la situación económica del país ha sido mala, teniendo que haber sido rescatado por el FMI. Así, un leve desgaste del apoyo del oficialismo, que en las pasadas elecciones ganó en segunda vuelta por la mínima, sería suficiente para que perdiesen el poder. Por otro lado, en 2015, Macri pudo ganar votantes en la segunda vuelta provenientes de la candidatura de Sergio Massa. Sin embargo, esta vez Massa se presenta en las listas kirchneristas, por lo que difícilmente podría haber un posterior trasvase para la segunda vuelta. Además, los votantes de otras candidaturas, como el Consenso Federal, que agrupa a varias fuerzas peronistas no kirchneristas, parecen más proclives a apoyar en segunda vuelta al Frente de Todos que a Juntos por el Cambio.
Macri deberá así intentar movilizar al máximo a sus bases e intentar erosionar la unidad kirchnerista, jugando la baza del miedo a un posible caos económico con la vuelta del kirchnerismo y de la corrupción en la que está implicada la expresidenta y candidata a vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Desde luego, a la vista de los resultados de ayer, no lo tendrá nada fácil.