A la cuarta fue la vencida. El centroderechista Alejandro Giammattei consiguió ganar, esta vez sí, las elecciones presidenciales. Giammattei, candidato del partido Vamos, será nombrado así presidente de Guatemala en el próximo mes de enero, poniendo fin a los cuatro años de gobierno del también derechista Jimmy Morales, cuyo mandato ha estado caracterizado por la corrupción, sumándose así a los de sus dos antecesores en el cargo, Otto Pérez Molina y Álvaro Colom, envueltos también en casos de corrupción.
Precisamente la corrupción, junto a la pobreza, la falta de oportunidades y la inseguridad, principales problemas del país centroamericano, ha sido, con toda seguridad, uno de los motivos de la baja participación en esta segunda vuelta de las presidenciales. Solo un 42,7 % de los guatemaltecos fue a votar en el día de ayer, registrándose la tasa de participación más baja desde 1999.
Victoria de Giammattei por 15 puntos sobre Sandra Torres
De acuerdo con los resultados oficiales, Alejandro Giammattei habría conseguido ganar con el 57,9 % de los votos (1,9 millones), triplicando sus apoyos de la primera vuelta, donde se calificó por apenas dos puntos de ventaja sobre el tercero y con tan solo un 12,1 % de los votos. Y es que Giammattei va a ser el presidente de la historia de Guatemala que menos apoyos haya obtenido nunca en la primera vuelta de las presidenciales. Pese a ello, el voto mayoritariamente conservador del país, especialmente en las ciudades, y el rechazo que genera la otra candidata, la centroizquierdista Sandra Torres (que ha pasado del 22,1 % de la primera vuelta al 42,1 %), acusada de estar implicada en un caso de financiación irregular de su campaña presidencial en el año 2015, le han hecho poder aglutinar el voto a otros candidatos de la primera vuelta y ganar ampliamente las elecciones.
A partir de enero, el presidente Giammattei tendrá que afrontar el reto de ganarse la confianza de la población guatemalteca, cumpliendo sus promesas de lucha contra el desempleo, la corrupción y la inseguridad. Por otro lado, también tendrá que decidir si mantener el acuerdo migratorio recientemente firmado con Estados Unidos para declarar a Guatemala ‘tercer país seguro’, haciendo que los migrantes de otros países centroamericanos tengan que pedir el asilo en Guatemala en vez de en el país norteamericano. No lo tendrá fácil teniendo en cuenta el escaso apoyo que ha obtenido y los pocos diputados con los que cuenta en el Parlamento (tan solo 16 de los 160 escaños).