Ayer, la Unidad de Inteligencia de The Economist publicó una nueva edición de su informe del Índice de Democracia, que lleva elaborando anualmente desde 2006. La publicada ayer, referente al nivel democrático de los países en 2019, marca un mínimo de calidad democrática mundial desde 2006.
¿Qué es el Índice de Democracia de EIU?
Este índice se realiza a través de un análisis de diferentes aspectos relativos a 5 áreas: participación política, proceso electoral y pluralismo político, funcionamiento del gobierno, libertades fundamentales y cultura política. El índice se expresa en una escala de 0 a 10. La EIU analiza 167 países y, en función de su puntuación, los etiqueta como democracias plenas (más de un 8), democracias imperfectas (de 6 a 8), regímenes híbridos (de 4 a 6) y regímenes autoritarios (menos de 4).
2019: el peor nivel democrático en 14 años
Noruega repite como el país con mayor nivel democrático, con una puntuación de 9,87. Por otro lado, Corea del Norte repite como el menos democrático, con sólo un 1,08.
Por regiones, América del Norte (8,59) y Europa Occidental (8,35) se mantienen como las más democráticas del mundo. América del Norte mejora ligeramente respecto al año pasado gracias a la evolución de Canadá. Europa Occidental se mantiene aunque suma 2 nuevas democracias plenas (Francia y Portugal) y pierde 1 (Malta). Esta región se mantiene como la que tiene un mayor número de democracias plenas (cuenta con 15, de un total de 22 que hay en el mundo). Los principales cambios han sido la mejora de Francia y Portugal y el deterioro de la puntuación de Malta y Turquía.
Europa del Este se mantiene en su camino a la democracia iliberal y no mejora sus resultados, manteniendo 12 democracias imperfectas, 9 regímenes híbridos y 7 regímenes autoritarios. Así, en esta región se viven grandes contrastes, habiendo una enorme diferencia entre Estonia, con una puntuación de 7,9; y Turkmenistán, dictadura con apenas un 1,72. Los principales cambios este año se han producido en Armenia, donde tras la Revolución del Terciopelo y el consiguiente cambio de gobierno el pluralismo político se ha fortalecido, y en Ucrania, que ha vivido un exitoso traspaso de poderes tras unas elecciones presidenciales y legislativas libres y justas.
América Latina y Caribe registra un cierto retroceso en su media de puntuación, pero aumenta su número de democracias plenas de 2 a 3 (Uruguay, Costa Rica y Chile). Los principales cambios este año, además de la incorporación de Chile como democracia plena, han sido el deterioro del nivel democrático de Venezuela, Guatemala, Haití y Bolivia, en esta última debido al golpe dado por la oposición con el apoyo del ejército después de la crisis poselectoral vivida por el posible fraude en las elecciones presidenciales.
Asia y Australasia vuelve a registrar el mayor contraste: pasando desde las democracias plenas de Nueva Zelanda y Australia, a la principal dictadura del mundo, Corea del Norte. La media de nivel democrático de la región no experimenta cambios respecto al pasado año. China, India y Singapur experimentan retrocesos por la persecución o limitación de derechos de minorías, en los dos primeros casos, o por la limitación de libertad de expresión en el último caso. Por el contrario, Malasia y Tailandia, donde se han celebrado las primeras elecciones libres desde el golpe militar de 2014, experimentan mejoras.
Oriente Medio y Norte de África se mantiene como la región menos democrática del mundo, con un gran predominio de los regímenes autoritarios. Así, de 20 países, 15 son considerados dictaduras frente a solo 2 democracias imperfectas (Túnez e Israel). La media se mantiene similar a 2018, con un 3,53. Los principales cambios este año se han producido en Algeria, mejorando ligeramente tras haberse producido el primer cambio de poder en décadas; en Egipto, que vuelve a retroceder ante la represión de Al-Sisi; en Irak, que pierde puntuación y pasa a ser considerado régimen autoritario por la inestabilidad y la violencia política; en Líbano, que también pierde debido a la fuerte inestabilidad política y las protestas; en Palestina, que también pierde y pasa a ser ‘régimen autoritario’ después de los intentos fallidos de reconciliación entre Hamas y Fatah que han obligado a volver a posponer las elecciones; en Sudán, que mejora algo tras la formación de un gobierno civil apoyado por los militares, después de las protestas que acabaron con el anterior régimen; y en Túnez, que sigue mejorando (ha pasado del 2,79 en 2010 al 6,72 actual) tras haber celebrado nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias donde nuevos partidos se han impuesto a los que lideraron la transición hacia la democracia.
En el África Subsahariana se ha vivido un año de retrocesos (pasando su puntuación media de 4,36 a 4,26), especialmente en cuanto a procesos electorales y pluralismo político. Los principales cambios se han producido en Benín, Níger y Comoras, que pierden puntuación al haberse celebrado elecciones en las que se impidió participar a la oposición; en Burkina Faso, que cae por la pérdida de control del territorio por parte del gobierno en manos de grupos yihadistas, lo que ha obligado a su vez a una mayor dependencia de su antigua metrópoli, Francia, algo que también ha ocurrido en Mali, que también pierde puntuación; en Camerún, que registra su peor puntuación desde que existe este índice; en Guinea-Bisáu, que mejora tras la celebración de unas elecciones presidenciales libres ganadas por un candidato opositor; en Madagascar, que también mejora algo por la celebración de unas elecciones parlamentarias libres; y en Nigeria, que baja ligeramente ante la incapacidad del gobierno de organizar unas elecciones en un ambiente de paz y estabilidad.