Los israelíes acudirán a las urnas este lunes por tercera vez en un año. El bloqueo ante la imposibilidad del bloque gubernamental (Likud y los partidos de la derecha y ultraderecha ortodoxa y nacionalista) de conseguir la mayoría absoluta persiste. La oposición al Likud de Netanyahu, liderada por el centrista Azul y Blanco del ex general Benny Gantz, tampoco es capaz de formar una alternativa, al no superar la mayoría (teniendo en cuenta además su gran diversidad, ya que en esta se sitúan partidos árabes y partidos sionistas). Entre ambos bloques, se sitúa el derechista secular Yisrael Beiteinu del ex ministro de defensa, Avigdor Lieberman. Este partido, nacionalista y conservador, pero muy contrario a las posiciones de los ortodoxos. Formó parte del gobierno de Netanyahu hasta hace poco más de un año, cuando rompió por un alto el fuego con los palestinos, al cual se opuso. Finalmente, la oposición de este partido a que los ortodoxos estén exentos de hacer el servicio militar llevó a la convocatoria de elecciones y a su doble repetición (Likud necesita tanto a los partidos ortodoxos como a Yisrael Beitenu para sumar mayoría). Este partido aboga por un gobierno de concentración nacional con Likud y Azul y Blanco.
La última media de encuestas electorales, a una semana de las elecciones, indica un nuevo empate entre Likud y Azul y Blanco, con 33 escaños cada uno. En tercera posición volvería a quedar Lista Conjunta, coalición de partidos árabes de izquierda y ultraizquierda, que roza los 14 escaños. La coalición del centroizquierda, formada por Laborista, el izquierdista Meretz y el centrista Gesher, obtendría unos 9 escaños, pudiendo bajar respecto a las pasadas. El ultraortodoxo Shas podría bajar ligeramente hasta los 8 escaños. La coalición Derecha, de la que forman parte ortodoxos y ultranacionalistas, estaría entre los 7 y 8 escaños. La ultraortodoxa UTJ se mantendría con 7 escaños. Así, la coalición de Likud y los ortodoxos podría subir de 55 a en torno 57 escaños, aún a 4 de la mayoría absoluta.