La investidura hace un mes de un liberal como presidente de Turingia con los votos de democristianos y ultraderecha supuso un gran escándalo político en el país. Suponía romper el cordón sanitario a la ultraderecha por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Así, la dirección federal de la CDU se desmarcó y la canciller Angela Merkel calificó este suceso de «imperdonable». Ese mismo día el presidente liberal de Turingia dimitió. Hace una semana, la CDU permitió un gobierno del Die Linke con Los Verdes y el SPD para un año, cuando se convocarán elecciones estatales.
Este suceso ha marcado la política nacional alemana de forma importante. Así, hemos visto un retroceso generalizado de los partidos de la parte derecha del espectro político. De acuerdo con la media de encuestas, la CDU/CSU baja hasta el 26,4 % y se sitúa poco más de 3 puntos por encima de Los Verdes, que suben ligeramente hasta el 23 %. Los socialdemócratas suben más de 2 puntos hasta el 16 %, colocándose como tercera fuerza política. La ultraderechista Alternativa para Alemania baja 1 punto hasta el 12,4 %. El izquierdista Die Linke sube hasta el 9,8 % y supera ya por 4 puntos a los liberales del FDP, que caen hasta el 5,8 %.