El próximo lunes se celebran elecciones legislativas en Noruega. Tras 8 años de gobierno conservador de Erna Solberg, los noruegos podrían optar por un cambio en la dirección del país. A unos días de las elecciones, la última media de encuestas electorales indica que el Partido Laborista sería la primera fuerza política del país. Encadenaría así una elección más siendo el partido más votado, título que mantiene desde 1927. La distancia con los conservadores se ha ensanchado en estas semanas ante la caída conservadora, que se ven perjudicado por el empuje del Partido del Progreso.
Según las encuestas electorales, los laboristas se sitúan con un 24,5 % de intención de voto, varios puntos por debajo del último resultado electoral. Con este porcentaje, los laboristas podrían sacar su peor resultado desde 1924 (18,4 %) o desde 2001 (24,3 %). Los conservadores, por su parte, caen hasta el 19 %, significativamente por debajo del resultado de 2017. El Partido del Centro sigue cayendo y se coloca con un 12,5 %, pudiendo volver a ser superado por el Partido del Progreso, que crece hasta el 11,5 %. Izquierda Socialista frena su crecimiento y se sitúa con un 9,5 %. El Partido Rojo obtiene un 5,5 % de intención de voto; el Verde, un 5 %; el Liberal, un 4,5 %; y el Democristiano, un 4 %. Los cuatro pelearán por superar la barrera electoral del 4 %.
El rompecabezas del próximo gobierno
Las encuestas indican que la Alianza Rojiverde sumaría un 46,5 % del voto. Esto podría no ser suficiente para obtener una mayoría absoluta. Así, los laboristas podrían depender también del Partido Verde o del Partido Rojo. En el caso del primero, parece difícil un acuerdo ante las importantes discrepancias sobre la explotación de petróleo. Como explicábamos en el artículo de la anterior media, los verdes quieren que no haya más prospecciones y que la explotación finalice en 2035. Sin embargo, los laboristas, al igual que los conservadores o Progreso, quieren continuar con prospecciones y mantener la explotación hasta 2050 o más. Por su parte, el Partido Rojo, fundado como fusión de dos partidos comunistas, es demasiado radical como para participar de un gobierno.
Además, los laboristas tampoco tendrán fácil el pacto con sus socios de la Alianza Rojiverde. Estos, ante los mejores resultados que obtendrán en estas elecciones, tendrán un mayor peso dentro de la alianza, pudiendo pedir mayores contraprestaciones.
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