Bola Tinubu, del gobernante APC, gana las elecciones presidenciales, marcadas por un nuevo mínimo de participación y la aparición de un tercer candidato frente a las dos corrientes políticas tradicionales. La oposición rechaza los resultados electorales, alegando la existencia de fraude electoral. Las encuestas publicadas durante la campaña situaban a Peter Obi, del Partido Laborista, como claro favorito. El malestar ante la situación económica y social del país se ha expresado en los menores apoyos históricos a los grupos políticos tradicionales y una participación de apenas una cuarta parte del censo.
Los resultados oficiales publicados muestran que Bola Tinubu (APC) habría conseguido el 36,6 % del voto, equivalente a menos del 10 % del censo. Supone, además, una gran caída respecto al resultado del actual presidente y candidato de APC en 2019, Muhammadu Buhari. Attiku Abubakar, del PDP, fue segundo con apenas un 29,1 % del voto, apenas unos puntos por encima de Peter Obi, que finalmente quedó tercero con un 25,4 %.
Nigeria, país más poblado de África, cuenta con una importante brecha norte-sur y se enfrenta a graves problemas. El norte, de mayoría musulmana y más pobre, sufre en su zona este la insurgencia de grupos yihadistas y en su zona oeste la actividad de bandas criminales armadas. En el sur, de mayoría cristiana y con mejores datos económicos (en esta zona se ubica el petróleo del país), hay tensiones independentistas en la zona este, en las regiones de la mayoría de la etnia igbo.
Bola Tinubu, a pesar de no superar el 50 % del voto, consiguió evitar la segunda vuelta de las presidenciales al haber sobrepasado el 25 % en más de dos tercios de los 36 estados del país.
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