Elecciones legislativas inciertas en Georgia, dada la gran diferencia entre encuestas publicadas (en función de si son pro-oposición o pro-gobierno). Sin embargo, todo parece indicar cierto desgaste del actual gobierno del populista Sueño Georgiano, autoproclamado de centroizquierda, pero con una importante deriva nacional-conservadora y prorrusa en estos años (lo que llevó a su expulsión de la familia de socialdemócratas europeos). El sentir proeuropeo de la mayoría de la población de Georgia, reflejado en diversas encuestas, no encuentra buen acomodo con esta deriva nacionalista y euroescéptica del gobierno, lo que podría beneficiar a la oposición europeísta.
Por ver también está la integridad de estas elecciones legislativas, de la cual algunos analistas y miembros de la oposición dudan. Ya en las pasadas elecciones, la publicación de los resultados oficiales provocó una oleada de fuertes protestas ante las denuncias de «pucherazo». Estas elecciones son especialmente determinantes para el país, dado lo tensos que han sido estos últimos años, con leyes que han debilitado la apertura internacional del país y su Estado de Derecho. La actual presidenta, la independiente Salome Zourabichvili, aunque fue elegida en su momento con el apoyo de Sueño Georgiano, se encuentra enfrentada al actual gobierno nacional, habiendo adoptado un posicionamiento más europeísta y progresista. Su mandato, sin embargo, termina justo tras las elecciones legislativas, cuando el nuevo parlamento decida quién le sucede (hasta 2018, la elección era directa, por el voto del electorado).
Por tanto, estas elecciones tendrán una importante relevancia a nivel interno del país, pero también a nivel geopolítico. Por un lado, los modelos nacional-conservador de Sueño Georgiano contrastan con las ideas más liberales, tanto en lo social como en lo económico, de los partidos de la oposición. En caso de una victoria opositora, se podría ver un aumento de los derechos civiles, pero también una menor intervención estatal en el ámbito económico. Una victoria de la oposición, además, conllevaría la necesidad de una coalición entre las distintas alianzas políticas, que a su vez están formadas por diversos partidos, lo que llevaría a una mayor complejidad a la hora de gobernar y, probablemente, menor estabilidad política. A nivel geopolítico, la elección tendrá claros efectos en la influencia de la Unión Europea y Rusia en el Cáucaso. Así, esta determinará el posicionamiento del país en el actual enfrentamiento de Rusia con la UE. Aunque el gobernante Sueño Georgiano sigue formalmente apoyando la integración europea, sus discursos y políticas están orientados a distanciarse del bloqueo europeo y aproximarse, en cambio, a la Rusia de Putin. Una victoria opositora, en cambio, romperían esta dinámica, acelerando el proceso de integración europeo.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, Sueño Georgiano podría rondar el 39 % del voto en las elecciones legislativas de este domingo, si bien conviene volver apuntar la gran disparidad de encuestas (las opositoras les sitúan con un 34-35 % frente al 60 % de una pro-gubernamental). Por su parte, el principal bloque opositor, el centroderechista Unidad, bajaría con fuerza hasta el 16,5 %, ante la irrupción de nuevas fuerzas contrarias al gobierno. La Coalición por el Cambio, formada por partidos liberales y libertarios, irrumpiría con alrededor de un 15 %. La centrista Por Georgia, formada por socioliberales y conservadores moderados europeístas, obtendría un 8,5 %, mismo porcentaje que Georgia Fuerte, compuesta por socioliberales y socialdemócratas. Por debajo de la barrera del 5 %, si bien alguna encuesta sitúa a algunos de ellos juntos en el borde de esta, se quedan el Partido Laborista (3,5 %), el libertario Girchi-Nuevo Centro Político (3,5 %) y la derecha radical nacionalista de Alianza de Patriotas (3 %).
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