Ya se han publicado múltiples encuestas electorales tras la elección de Shigeru Ishiba como líder del derechista Partido Liberal Democrático y nuevo primer ministro de Japón. Una de sus primeras decisiones ha sido la convocatoria anticipada de elecciones generales para el próximo 27 de octubre, intentando así unir a su partido en torno a su figura, evitando que las familias que componen la formación pudieran minar su liderazgo en el año que quedaba de legislatura. Además, con el adelanto electoral busca aprovechar el impulso de popularidad por su elección, en sustitución del impopular primer ministro Fumio Kishida, así como no dar tiempo al nuevo líder del opositor Partido Constitucional Democrático para organizarse.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, el Partido Liberal Democrático de Japón se mantiene como la formación política preferida por los japoneses, con un 39 % de ellos identificándose con el LDP, que ha gobernado la casi totalidad de años de democracia. Muy por debajo, en segundo lugar, se sitúa el progresista Partido Democrático Constitucional, que mejora ligeramente hasta el 9,5 %. El budista-demócrata Komeito, socio de gobierno del LDP, y el libertario conservador Innovación se sitúan empatados con un 3,5 % cada uno. El Partido Comunista registra un 3 %, el liberal-conservador Partido Democrático del Pueblo, un 2 %; el izquierdista Reiwa, un 2 %, y el ultraderechista Sanseitõ, un 1 %. Con toda la campaña aún por delante y más de un 25 % de votantes indecisos o sin responder en las encuestas, el escenario aún puede cambiar bastante, si bien una nueva victoria del LDP parece asegurada.
Como apunte, conviene tener en cuenta las grandes diferencias entre encuestas y resultados electorales en Japón tienden a infravalorar a la oposición, siendo la mayoría de encuestados que no responden simpatizantes de la oposición. La hegemonía del Partido Liberal Democrático lleva a esta situación, haciendo que los resultados electorales sean mucho más ajustados de lo que muestran previamente las encuestas. Además, el sistema electoral, que reparte casi dos tercios de los escaños en distritos uninominales, beneficia claramente al LDP, dándole mayorías absolutas con poco más de un tercio del voto en las listas proporcionales.
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