TURQUÍA: El islamista AKP repunta tras el desarme del PKK, pero el kemalista CHP sigue liderando mientras se intensifica la represión

Durante los últimos meses, Turquía ha vivido un profundo recrudecimiento de la tensión política interna, marcado por una intensificación de la ofensiva judicial del gobierno de derecha islamista de Recep Tayyip Erdoğan contra la principal fuerza de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), que controla importantes alcaldías desde las elecciones locales de marzo de 2024. A lo largo de estas semanas, numerosas autoridades municipales opositoras han sido suspendidas o arrestadas, lo que ha sido denunciado como un intento de desarticular el poder territorial del CHP y debilitar su liderazgo nacional, en un contexto de creciente autoritarismo en el país.

Entre los casos más destacados, el exalcalde de Esmirna (tercera ciudad del país), Tunc Soyer, fue detenido junto con más de un centenar de funcionarios municipales bajo acusaciones de corrupción. En Estambul, el alcalde y también candidato presidencial del CHP, Ekrem İmamoğlu, ha cumplido ya más de 100 días desde su detención y enfrenta un proceso judicial que podría desembocar en su inhabilitación política. A ello se suma la ofensiva judicial contra el liderazgo del CHP a nivel nacional por parte de Özgür Özel, que generó inquietud tanto en el seno del partido como entre inversores internacionales, al verse como un nuevo intento de desmantelar al principal partido de la oposición en Turquía.

Junto a la intensificación de la represión, la otra gran cuestión que ha dominado la agenda política de estos meses a nivel interno en Turquía es la cuestión kurda. El grupo terrorista kurdo PKK, liderado por Abdullah Öcalan, que ha dirigido las negociaciones desde prisión, anunció el fin de su lucha armada. Erdoğan ha puesto en valor los esfuerzos de su gobierno para conseguir un país sin terrorismo y ha destacado que esto supone la apertura de una «nueva página» para Turquía. Aprovechando estas negociaciones, se ha promovido la creación de una comisión parlamentaria para resolver la cuestión kurda y aprobar modificaciones constitucionales, que podría ser usada por Erdoğan para realizar los cambios necesarios para mantenerse en el poder por más tiempo, dado que con las limitaciones actuales no podría presentarse en 2028.

Erdoğan, tras la apertura de este diálogo parlamentario, señaló que «AKP, MHP (ultranacionalistas aliados de su gobierno) y DEM (izquierda kurda) caminan juntos», encendiendo las alarmas en amplios sectores de la población ante una posible alianza del gobierno con los partidos kurdos, muy críticos durante los últimos años con Erdoğan, pero con quienes ha conseguido un acercamiento con el actual proceso de paz. El presidente islamista pretende usar la cuestión kurda para impulsar una reforma constitucional más profunda que necesitaría del apoyo kurdo, dado el rechazo tajante del CHP y otros partidos opositores a una reforma que pueda reforzar la deriva autoritaria del país. Erdoğan busca una transacción con los kurdos de modificar la Constitución para la inclusión de su minoría nacional y otorgarles mayor autonomía y respeto a su cultura a cambio de reformas que pudieran asegurar su mantenimiento en el poder.

El acercamiento del gobierno de AKP-MHP al kurdo DEM, sin embargo, sólo cuenta con la valoración positiva de un 24 % de los kurdos, según una encuesta de Gündemar. Un porcentaje que apenas se eleva al 38 % entre votantes del AKP y del kurdo DEM y a un 35 % entre los del MHP. Los más críticos son claramente los votantes del opositor kemalista CHP, con apenas un 6 % de valoraciones positivas y 80 % de rechazo, y el izquierdista TIP, aliado de DEM, con un 71 % de rechazo. Es decir, la colaboración entre estos tres partidos, sin incluir al resto de la oposición, como planteó Erdoğan, no cuenta con el respaldo de la mayoría de turcos.

Por tanto, aunque por ahora no se ve un impacto negativo en la media de encuestas para el AKP, que, de hecho, repunta ligeramente, sí podría suponer un riesgo para el partido de derecha islamista. La colaboración con el kurdo DEM no es popular y, de hecho, esta siempre fue una de las debilidades del CHP. La mayor cercanía entre DEM (antes HDP) y CHP en los últimos años fue usada por Erdoğan y el líder del MHP, Devlet Bahçeli, que acusaron al CHP en las pasadas elecciones presidenciales de 2023 de ser «aliados del terrorismo kurdo» y «una amenaza para la seguridad nacional turca». El AKP pierde ahora, con este intento de reformar la constitución con el apoyo kurdo, esta baza contra el CHP. Por otro lado, la base electoral del MHP, partido ultranacionalista turco e históricamente hostil a la minoría kurda, podría ser especialmente receloso ante esta colaboración, pese a haber sido la negociación liderada por el líder de su partido.

Con todo este contexto político, en el que Turquía se encuentra en un momento decisivo para su futuro político tanto por la situación de represión contra el CHP como por los intentos de resolución de la cuestión kurda y la consiguiente posible reforma constitucional, CHP y AKP se mantienen como los principales partidos políticos de Turquía con una diferencia reducida entre ambos. Así, según la última media de encuestas electorales, el kemalista CHP se sitúa con un 33 % de intención de voto, manteniéndose con respecto a junio, aunque superando en unos 8 puntos el resultado de las elecciones de 2023. Se mantiene así apenas 1 punto por encima del AKP, que repunta hasta el 32 %, aún casi 4 puntos por debajo del resultado de 2023. Su Alianza Popular con el MHP les situaría por encima del 40 %, superando de esta manera al CHP, falto de aliados estables en estos momentos.

El kurdo DEM se mantiene con un 9 %, ligeramente del MHP, que continúa su progresivo deterioro de la última década: del 16 % de 2015 al 8 % actual. Los también nacionalistas İYİ y Zafer se sitúan con un 4,5 % cada uno. El islamista radical YRP vuelve a los niveles de las últimas elecciones, con un 3 %, por debajo del 5 % que logró superar hace apenas un año. El nacionalismo islamista de Llave se coloca con un 2 % y el izquierdista radical TİP se mantiene con un 1,5 %.

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