Ayer se celebraron las primeras elecciones parlamentarias libres de la historia de Armenia y las primeras después de la Revolución de terciopelo que tuvo lugar en la primavera de este año. Estas revueltas populares acabaron con el gobierno de Serzh Sargsyan, en el poder desde 2007, y con la hegemonía del derechista Partido Republicano. Las importantes movilizaciones populares consiguieron que el Parlamento acabara nombrando primer ministro al opositor y líder de las revueltas, Nikol Pashinyán. Así, estas elecciones fueron convocadas para dar legitimidad a la revolución y fortalecer al Gobierno de Pashinyán, dándole una mayoría parlamentaria.
Una de las cuestiones más destacables de los resultados de las elecciones parlamentarias ha sido la alta abstención. Tan solo el 48,6 % de los armenios ha ido a votar, lo que supone una caída de 12,2 puntos respecto a las elecciones de 2017. El primer ministro ha justificado esta caída en que «estas elecciones son libres y ya no hay un gobierno que lleve en autobuses a la gente a votar».
De acuerdo con los resultados oficiales, la Alianza Mi Paso, liderada por el Contrato Civil del primer ministro, ha conseguido un 70,4 % de los votos, por lo que tendrá una amplia mayoría parlamentaria. La centroderechista Armenia Próspera se hunde hasta el 8,3 % y se mantendrá dentro del Parlamento. La liberal Armenia Brillante, que en 2017 se presentó en la Alianza Salida con Contrato Civil, obtiene un 6,4 % de los votos y se mantendrá con representación. El Partido Republicano, que gobernó desde la caída de la URSS y la independencia de Armenia, se desploma hasta el 4,7 % y no logra superar la barrera electoral del 5 % para obtener representación. Por último, la izquierdista Federación Revolucionaria Armenia cae hasta el 3,9 % y tampoco tendrá representación parlamentaria.