Ayer los poco más de 40.000 ciudadanos de Groenlandia con derecho a voto tuvieron que ir a las urnas en unas elecciones anticipadas, tras la ruptura del anterior gobierno de coalición. Hasta hace unos meses el gobierno estaba formado por el centroizquierdista Siumut del PM Kim Kielsen, el centroderechista Demócratas y el Nunatta Qitornai. Tras una elección interna en el Siumut, el primer ministro perdió el liderazgo del partido en favor del ministro Erik Jensen. Sin embargo, Kielsen no abandonó el liderazgo del gobierno, algo poco común en estos casos. Esta bicefalia, con posiciones diferentes en asuntos como la independencia (Jensen es tiene una posición más favorable) o el proyecto de extracción de tierras raras y uranio Kvanefjeld (Jensen tiene más dudas sobre este, mientras que Kielsen lo ha estado impulsando), llevó a que Demócratas rompiera la coalición.
La pérdida de la mayoría parlamentaria del ejecutivo llevó a la convocatoria de elecciones anticipadas. Unas elecciones que han girado principalmente sobre el citado proyecto minero Kvanefjeld, que levanta un gran debate en Groenlandia. Los defensores afirman que traería empleo y mucha riqueza a la región semiautónoma, favoreciendo la independencia fiscal y económica respecto de Dinamarca. Sin embargo, los opositores declaran las consecuencias medioambientales y sobre la salud pública que podría tener, dada la naturaleza radiactiva de las tierras raras. Este proyecto estaría en manos de una empresa australiana propiedad de una empresa pública china.
El principal opositor al proyecto ha sido la izquierda independentista de Inuit Ataqatigiit, que ayer, de acuerdo con los resultados oficiales ya al 100 % escrutado, ganó las elecciones generales con un 36,6 % del voto y 12 diputados, su segundo mejor resultado histórico. Para gobernar, sin embargo, necesitarán el apoyo de otros 4 diputados, lo que podrían conseguir con el centro independentista de Naleraq, también contrario al proyecto minero, y que obtuvo un 12 % del voto y 4 escaños. De conseguir el gobierno, sería la segunda vez que IA llega al poder, habiendo estado antes entre 2009 y 2013, el único periodo desde la autonomía de la región en que el gobierno no ha estado dirigido por Siumut.
El centroizquierdista y también independentista Siumut subió un par de puntos hasta el 29,4 % y los 10 escaños, pese a las divisiones internas y la crisis de gobierno. El centroderechista Demócratas, favorable al proyecto minero y partido que ocasionó la crisis de gobierno que condujo a la región a elecciones, perdió más de la mitad de sus apoyos, quedándose con un 9,1 % y 3 diputados. El histórico partido conservador Atassut obtuvo un 6,9 % y se quedó con 2 diputados. Por último, el centroizquierdista Nunatta Qitornai, hasta ahora miembro del gobierno, bajó hasta el 2,4 %, quedando sin representación, al igual que el centroderechista Cooperación, que cayó hasta el 1,4 %.
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