El Partido Laborista de Noruega se mantiene como primera fuerza, con unos 3 puntos de ventaja sobre los conservadores, al inicio de la recta final de cara a las elecciones legislativas. Pese a una caída de la Alianza Rojiverde, bloque del laborismo y sus tradicionales aliados, Izquierda Socialista y Centro, dado el importante retroceso de este último, la izquierda se mantiene favorita para recuperar el ejecutivo.
También está por ver quién acaba quedando como partido más votado. Desde 1927 la primera posición ha sido siempre ocupada por los laboristas. Sin embargo, la distancia entre laboristas y conservadores es de sólo 3 puntos. Una ventaja insuficiente como para tener ya asegurada la primera plaza.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, el Partido Laborista de Noruega ganaría las elecciones con un 23,5 % del voto. Los conservadores se mantienen segundos y obtendrían un 20 %. El Partido del Centro, que hace un mes tenía opciones de acabar siendo el más votado, cae hasta el 13,5 %. El Partido del Progreso se mantiene cuarto con un 10,5 %, por debajo de su último resultado electoral. Izquierda Socialista crece hasta el 9,5 % y frena el ascenso del Partido Rojo, que se queda con un 5 %, en empate técnico con los Verdes, que registran un 5,5 %. El Partido Liberal sube hasta el 4,5 % y aumenta su probabilidad de sobrepasar la barrera electoral. Lo mismo ocurre con los Democristianos, que se sitúan con un 3,5 %.
Vuelta al poder del laborismo, salvo sorpresa, ante el desgaste conservador
Tras 8 años de gobierno conservador de Erna Solberg, que está en coalición con Liberales y Democristianos (previamente también con Progreso), los sondeos indican un cambio en el ejecutivo. El Partido Laborista, primera fuerza desde 1927, y en el gobierno 57 de los últimos 90 años, podrá volver al poder de la mano de sus socios de la Alianza Rojiverde. El gobierno conservador ha sufrido el desgaste, pese a la menor incidencia de la pandemia y una vacunación a buen ritmo (el 61 % tiene la pauta completa, por encima de otros países nórdicos como Suecia o Finlandia). Sin embargo, el crecimiento de la desigualdad económica y las impopulares reformas del sector público han dañado a la coalición. Por otro lado, la figura de Erna Solberg también se ha visto perjudicada este año a cuenta de las restricciones por el Covid. Así, en abril fue multada por organizar una cena por su 60 cumpleaños en la que había 13 invitados (superando la limitación de 10 impuesta por su gobierno).
Sin embargo, los laboristas no lo tendrán tan fácil para formar gobierno. Su tradicional socio del Partido del Centro crecerá (aunque menor de lo previsto hace meses) y podría aumentar su nivel de exigencias. Lo mismo ocurre con Izquierda Socialista que podría aumentar en más de un 50 % su representación. Otro problema será la oposición de ambos partidos a la pertenencia de Noruega al mercado único europeo. Por si esto fuera poco, lo más probable es que entre estos partidos no sumen mayoría, teniendo que depender de una cuarta fuerza política.
Cambio climático, tema clave de las elecciones de Noruega
Uno de los temas clave en la campaña de cara a estas elecciones legislativas está siendo el cambio climático y la regulación del importante sector petrolífero en el país. Así, a raíz del informe sobre el cambio climático publicado por Naciones Unidas, el tema ha tomado una destacada posición en la agenda, beneficiando a partidos con posiciones ecologistas/ambientalistas como el Verde, Izquierda Socialista, el Democristiano y el Liberal. Así, hasta el actual gobierno, liderado por los conservadores, ha propuesto una revisión al alza de la fiscalidad del sector, del que dependen 160.000 trabajadores y el 40 % de las exportaciones de Noruega.
Conservadores y laboristas defienden el sector petrolífero y que continúe la extracción de petróleo hasta 2050 o más. Sin embargo, ambos dependerán para formar gobierno de partidos que piden parar la extracción antes. Así, los Verdes piden el fin inmediato de las prospecciones petrolíferas y de la extracción para 2035. A día de hoy, los sondeos indican que la Alianza Rojiverde podría necesitar el apoyo de algún partido más. Los laboristas ya han descartado gobernar con los Verdes dadas sus posiciones. Y es improbable una alianza con el ultraizquierdista Partido Rojo. Encajar las piezas del puzzle de la gobernabilidad no será tarea fácil.
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