El canciller austriaco, el conservador Sebastian Kurz (ÖVP), ha anunciado hoy su dimisión del cargo ante su situación de asedio por la corrupción. Esta semana, la sede de su partido había sido registrada por la policía, que investiga pagos a medios de comunicación para beneficiar con noticias y encuestas favorables a Kurz. Esto se suma a la posible imputación de Kurz por perjurio, ante sus posibles mentiras en una comisión parlamentaria que investigaba otro caso de corrupción del Partido Popular.
La oposición había pedido desde el inicio de este nuevo escándalo su dimisión. De hecho, ya había registrada una moción de censura contra él, que debía ser votada el martes. Con su dimisión, esta moción decae. Los socios del ÖVP en el ejecutivo, Los Verdes, ya habían avisado de que los populares debían reemplazar a su líder en el gobierno. Sin embargo, no se muestran partidarios de romper por completo con el ÖVP.
El ministro de exteriores, Alexander Schallenberg, sustituirá a Kurz en la jefatura del gobierno. Kurz ha declarado que se va para «dar estabilidad». Sin embargo, se mantendrá como diputado y líder del partido. Su intención es volver después de que las investigaciones muestren que no habido delitos en las actuaciones investigadas. Esta es la segunda vez que Kurz debe dejar el cargo por un caso de corrupción. En la anterior ocasión, en 2019, por la implicación de su vicecanciller, el entonces líder del ultraderechista FPÖ, en un caso de financiación irregular.
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