Los socialdemócratas de la primera ministra Mette Frederiksen ganan las elecciones generales con un mejor resultado del esperado y con más del doble de apoyos que la segunda fuerza, el centroderechista Venstre, que pierde 10 puntos respecto a 2019. Estas elecciones fueron adelantadas más de medio año ante el ultimátum del socioliberal Radikale (B), que amenazó con una moción de censura a Frederiksen por el escándalo del sacrificio de los visones al inicio de la pandemia del Covid. Precisamente Radikale fue uno de los partidos peor parados en estas elecciones, dejándose más de la mitad de sus apoyos.
Los socialdemócratas subieron hasta el 27,6 %, su mejor resultado electoral desde 2001. Venstre perdió 10 puntos, pero se mantiene como primer partido de la derecha. El Partido Conservador, que disputaba esa posición, perdió mucho fuelle desde la convocatoria electoral, empeorando finalmente sus últimos resultados. Los conservadores fueron adelantados, de hecho, por la Alianza Liberal, de corte libertario y con tirón entre los jóvenes, y el anti-inmigración Demócratas de Dinamarca. Como tercera fuerza quedó el Moderados de Lars Løkke Rasmussen, que entró en escena con la intención de romper la política de bloques en el país. Durante la campaña, la primera ministra trató de desactivarlos prometiendo explorar un gobierno transversal, al margen de los bloques de izquierda y derecha. Dentro de la izquierda, el Partido Socialista Popular reforzó su posición, al igual que La Alternativa, que remontó durante la campaña electoral. Por el contrario, la Alianza Rojiverde se dejó más de un cuarto de su representación.
Ahora, las opciones de gobierno son un gobierno de la izquierda o una coalición centrista liderada por los socialdemócratas, intención inicial de Frederiksen, manifestada durante su campaña.
ACTUALIZACIÓN (14 de diciembre): Formado un nuevo gobierno entre Socialdemócratas, Venstre y Moderados, liderado por Mette Frederiksen.
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