El fuerte desgaste de primera ministra liberal Kaja Kallas en los últimos meses está suponiendo una implosión dentro del sistema político estonio. Su partido, Reforma, cae hasta la tercera posición. Los motivos detrás del deterioro del apoyo de Reforma serían el escándalo que afectó al marido de la primera ministra (se reveló que una empresa de transporte suya siguió haciendo negocio en Rusia tras el inicio de la guerra en Ucrania) y un impuesto sobre vehículos de transporte, que ha sido rechazado por buena parte de la opinión pública. La caída de Reforma ha sido aprovechada por el conservador Isamaa, ahora en la oposición tras la formación de una nueva coalición entre Reforma, Estonia200 y Socialdemócratas. El descenso de Reforma y Estonia 200, con los que Isamaa compite electoralmente, y la popularidad de su líder están impulsando con fuerza al partido, que registra sus mejores datos en más de 10 años.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, Isamaa sube casi 8 puntos y alcanza el 22 % de intención de voto, acumulando un crecimiento de 14 puntos respecto a las elecciones de marzo. El ultraderechista EKRE desciende varios puntos hasta el 20 %, aún por encima de su último resultado electoral. Reforma vuelve a caer y registra un 19 %, acumulando 12 puntos de retroceso en poco más de medio año. Centro baja hasta el 13,5 %, volviendo a colocarse por debajo de su último resultado electoral. Socialdemócratas sube hasta el 12 %, siendo el único partido de la actual coalición de gobierno que mejora sus datos. Estonia 200 no consigue revertir su tendencia a la baja y se sitúa con un 6 %. El centroderechista La Derecha se mantiene con un 3,5 %, aún debajo de la barrera electoral. Verdes se mantiene con un 1,5 % e Izquierda Unida apenas consigue un 1 % de los apoyos.
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