Azerbaiyán celebrará mañana unas elecciones presidenciales anticipadas, en las que se prevé una reelección fácil para el actual presidente, Ilham Aliyev (62), en medio de una oposición debilitada y críticas de actores internacionales sobre la libertad de expresión y los derechos humanos.
Ilham Aliyev, que ha gobernado la república exsoviética desde 2003 tras el fallecimiento de su padre Heydar Aliyev, que previamente llegó al poder después de un golpe de Estado en 1993, está listo para prolongar su gobierno en un país donde la disidencia política ha sido sistemáticamente aplastada. 6,5 millones de azeríes están llamados a las urnas, que permanecerán abiertas desde las 8:00 a las 19:00 (hora local, GMT+4). El presidente busca con este adelanto electoral aprovechar el aumento de su popularidad tras la victoria del ejército en Nagorno-Karabaj, que se ha convertido en uno de los principales logros de su presidencia.
Sin embargo, tal popularidad contrasta enormemente con las acusaciones de represión contra la disidencia y de vulneración de los derechos humanos. Amnistía Internacional ha informado sobre el aumento en la represión de la disidencia política, incluyendo el arresto de periodistas, opositores y defensores de los derechos humanos. La situación ha despertado preocupación internacional, con organismos como la OSCE enviando misiones de observación electoral para verificar si las elecciones se realizan de acuerdo con los compromisos internacionales y estándares para unas elecciones democráticas.
La verdadera oposición ha optado por boicotear las elecciones, argumentando que el proceso electoral no se desarrolla bajo una competencia justa y abierta. La detención de figuras de la oposición, incluyendo al economista y político Gubad Ibadoghlu, ha sido interpretada por analistas como un esfuerzo del gobierno para eliminar cualquier alternativa política antes de las elecciones. Los seis candidatos opositores que se presentan en estas elecciones resultan marginales o están controlados por el gobierno, no suponiendo una amenaza para la presidencia de Aliyev. Todo parece indicar que el porcentaje de voto del actual presidente volverá a superar cómodamente el 80 %, como en las tres pasadas ocasiones.
Con estas elecciones, Aliyev se asegurará un mandato de 7 años, una duración que aún no ha completado ninguno. Hasta 2016, los mandatos presidenciales eran de 5 años, pero la última reforma constitucional promovida por el presidente lo amplió. Previamente, en 2009, Aliyev había modificado la Constitución para eliminar los límites a la reelección presidencial, permitiéndole mantenerse en el poder. Estas reformas, así como el nombramiento en 2017 de su esposa Mehriban Aliyeva como vicepresidenta, son ejemplos adicionales del proyecto autoritario de Aliyev.
Su continuidad será bien recibida por Turquía, país con el que Azerbaiyán cuenta con robustos lazos históricos y culturales, y, concretamente, por su presidente Recep Tayyip Erdoğan, con el que mantiene un excelente relación. Por otro lado, la Unión Europea ha reforzado sus vínculos con el país en los últimos años, ante la necesidad de gas natural tras el inicio de la guerra de Rusia, lo que limitará su capacidad de crítica sobre la falta de democracia en Azerbaiyán.
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