El Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu se mantiene fuerte, después de recuperar apoyos durante este año, y sería el partido más votado en unas elecciones generales en Israel. Pese a su crecimiento durante estos meses, después de que inicialmente cayera tras las protestas contra la reforma judicial y por el inicio de la guerra en Gaza, el partido empeoraría sus últimos resultados electorales y no podría repetir su actual coalición con ortodoxos y la ultraderecha nacionalista. La oposición sumaría mayoría absoluta, sin ni siquiera necesitar a la izquierda árabe de Hadash Ta’al, aunque por escaso margen.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, el Likud se consolida en primera posición y obtendría 27 escaños, un descenso de apenas 5 con respecto a las elecciones de 2022, pero por encima de los 19 en los que llegó a estar el año pasado. El centrista Unidad Nacional continúa segundo pese a su progresivo descenso y obtendría 17-18 escaños, aún por encima de su marca de 2022, cuando consiguió 12 representantes en la Knéset. El centroderecha secularista de Yisrael Beitenu se sigue reforzando y crecería hasta los 14-15 escaños, superando al actual partido que lidera la oposición, el liberal Yesh Atid, que se quedaría con 12-13 diputados. El centroizquierdista Demócratas, resultado de la fusión del Partido Laborista y Meretz, sube hasta los 11 escaños, mejorando significativamente respecto a los 4 actuales. El ortodoxo Shas se sitúa con una proyección de 10 escaños, por encima de los 8 del ultraderechista Poder Judío y los 7-8 del ortodoxo UTJ. Hadash Ta’al y la Lista Árabe Unida (Ra’am) se mantienen en los 5 escaños cada uno y el ultraderechista Partido Religioso Sionista lucharía por mantener representación.
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