El actual gobierno centrista de Dinamarca, liderado por los socialdemócratas de Mette Frederiksen, no se recupera del desgaste producido en su popularidad al inicio de la legislatura y continúa sumando apenas un 36 % de la intención de voto, lejos de la mayoría absoluta que consiguieron Socialdemócratas, Venstre y Moderados en las pasadas elecciones. Unas nuevas elecciones eliminarían esta opción de gobierno, debiéndose volver con toda seguridad a la tradicional política de bloques del país, entre izquierda y derecha. A ese respecto, ambos bloques se mantienen relativamente parejos, aunque con una ligera ventaja de la izquierda, al no contarse a Moderados dentro de la derecha, al rechazar cualquier acuerdo con partidos de derecha radical. La superación de la barrera electoral del 2 % por La Alternativa o el nuevo partido derechista Ciudadanos sería también clave para decidir las mayorías.
De acuerdo con la última media de encuestas electorales, los Socialdemócratas se sitúan con un 22 % de intención de voto, unos 5 puntos por debajo del resultado de las elecciones de 2022. Izquierda Verde continúa un mes más en segunda posición con un 14 %, acumulando un crecimiento de 6 puntos con respecto a 2022. La Alianza Liberal se sitúa con un 12,5 %, confirmando su sorpasso a Venstre, que registra un 10,5 %. El anti-inmigración Demócratas de Dinamarca se sitúa con un 8,5 % y sigue cediendo espacio en favor del Partido Popular, que sube hasta el 6,5 %, en empate técnico con la Alianza Rojiverde, que registra un 7 %. El Partido Socioliberal se queda con un 4,5 %, en empate con Moderados (4 %), y en torno a la barrera electoral del 2 % se sitúan el progresista La Alternativa y el derechista Ciudadanos.

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