El socioliberal Eslovaquia Progresista se mantiene como primera fuerza política de Eslovaquia, con un par de puntos de ventaja sobre la izquierda nacional-conservadora del Smer-SD del primer ministro Robert Fico, que en los últimos meses ha vuelto a intensificar su perfil soberanista, tensando nuevamente sus relaciones con la Unión Europea. El actual gobierno suma un 34 % de intención de voto, significativamente por debajo del 43,5 % de las pasadas elecciones parlamentarias, y se quedaría sin mayoría parlamentaria aun incorporando al ultraderechista Republika, con quien, en todo caso, el más moderado Hlas-SD mantiene una mayor distancia.
En junio, el Ejecutivo presentó una propuesta de reforma constitucional destinada a blindar la “identidad nacional” frente a la legislación europea. El texto, que reconoce únicamente los géneros masculino y femenino y endurece los requisitos de adopción, fue justificado por Fico como una defensa de la soberanía en materias de familia y cultura. Sin embargo, la iniciativa provocó una fuerte reacción de juristas, organizaciones de derechos humanos y opositores políticos, que la consideran contraria a los compromisos internacionales de Eslovaquia y un posible foco de conflicto con Bruselas. Pese a ello, el apoyo del opositor Partido Democristiano y algunos diputados del Movimiento Eslovaquia podrían hacer prosperar esta iniciativa, reforzando al gobierno y evidenciando la heterogeneidad ideológica de la oposición.
Ese mismo mes, el Gobierno aprobó la Estrategia Nacional para la Gobernanza del Asilo y la Migración 2025-2030, con un enfoque centrado en la integración de inmigrantes, el aprendizaje del idioma eslovaco y el acceso a servicios públicos, en un contexto de escasez de mano de obra y de impacto prolongado de la guerra en Ucrania. Por otro lado, las relaciones con la UE también se vieron tensadas por el debate sobre el paquete número 18 de sanciones contra Rusia. Fico bloqueó inicialmente la votación, exigiendo garantías para mantener el suministro de gas ruso y advirtiendo de pérdidas económicas millonarias si se rompían contratos energéticos. La postura eslovaca retrasó el acuerdo comunitario, pero el 17 de julio Bratislava finalmente retiró su veto, lo que permitió la aprobación formal del paquete sancionador.
En este contexto, Eslovaquia Progresista se mantiene en cabeza, si bien se sitúa con un 21 %, ligeramente por debajo de su último resultado electoral. El Smer-SD del primer ministro Robert Fico se mantiene con un 19 %, más de 5 puntos por debajo de su último resultado electoral, mientras que el Hlas-SD repunta ligeramente hasta el 11,5 %, aún unos 3 puntos por debajo de las elecciones de 2023. Por su parte, el partido que más está subiendo en las encuestas de intención de voto es el ultraderechista Republika, que alcanza ya el 9,5 %.
El populista conservador Movimiento Eslovaquia se sitúa con un 7,5 %, muy parejo con el libertario Libertad y Solidaridad, con un 7 %, y el Democristiano, con un 6,5 %. Por debajo de la barrera electoral se quedan el liberal-conservador Demócratas, con un 4,5 %; la Alianza Húngara, con un 4,5 %; el ultraderechista SNS, con un 3,5 %; el ultraconservador Nuestra Familia, con un 3 %; y el neonazi Partido Popular – Nuestra Eslovaquia, con un 1 %.

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