El presidente verde Alexander Van der Bellen consigue la reelección en primera vuelta. En unas elecciones mucho menos reñidas que las de 2016, cuando la segunda vuelta tuvo que repetirse por irregularidades. Van der Bellen se presentaba a estas elecciones como independiente, por ser actualmente presidente, con el apoyo de Los Verdes (su partido hasta 2016), los Socialdemócratas y el liberal NEOS. Tal y como mostraban las encuestas durante la campaña, el presidente superaría el 50 % del voto necesario para evitar un balotaje, obteniendo finalmente un mayor margen del esperado.
En segunda posición quedó el candidato de la ultraderecha, Walter Rosenkranz, que se quedó con un 17,7 % del voto, muy lejos del 35,1 % que obtuvo Norbert Hofer, candidato de FPÖ en 2016. En tercer lugar quedó Dominik Wlazny, candidato del satírico Partido de la Cerveza, que alcanzó un 8,3 % (situándose segundo en la capital, Viena, con un 10,7 %). Tassilo Wallentin, candidato independiente de derechas, cosechó un 8,1 % del voto. Gerald Grosz, independiente y exlíder del derechista BZÖ, se quedó con un 5,6 % del voto. El candidato del antivacunas MFG, Michael Brunner, apenas se hizo con un 2,1 %, por debajo de las expectativas y de la intención de voto de su partido de cara a las legislativas. El independiente Heinrich Staudinger fue el candidato menos votado, con apenas un 1,6 % de las papeletas a su favor.
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