El centroderechista VVD del primer ministro Mark Rutte se mantiene como primera fuerza política, aunque la gran impopularidad actual de su ejecutivo lleva a la baja la intención de voto de su partido. La formación se mantiene 7 puntos por debajo del resultado de las elecciones de marzo del año pasado y con una ventaja de apenas 4 puntos sobre el ultraderechista PVV de Geert Wilders y el Partido Campesino (BBB), que durante este año ha experimentado un extraordinario crecimiento. El alza de este partido agrarista tildado de populista se debió a las decisiones del gobierno de coalición para recortar las emisiones de nitrógeno, producidas por los cultivos.
La impopularidad del ejecutivo de coalición también está afectando a los otros socios del gobierno. La Llamada Democristiana habría perdido más de la mitad de sus apoyos, situándose en mínimos históricos. El progresista Demócratas 66 habría perdido 6 puntos de intención de voto desde las elecciones, algo que ha ayudado al crecimiento de partidos de la izquierda (entre laboristas y verdes han ganado 5 puntos). Sólo la socialcristiana Unión Cristiana mantiene su nivel de voto estable.
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