El centroizquierdista Congreso Nacional Africano (ANC), que llegó al poder en Sudáfrica hace 30 años de la mano de Nelson Mandela, una vez terminado el régimen de apartheid, gana nuevamente las elecciones con una gran ventaja sobre el resto de formaciones políticas. Sin embargo, por primera vez no tendrá la mayoría absoluta del parlamento, lo que le obligará a buscar socios para gobernar. La irrupción de Lanza de la Nación (MK), liderado por el expresidente y exlíder de ANC Jacob Zuma, ha resultado clave en el descenso del Congreso, pero también en la tímida subida de la opositora Alianza Democrática, pese al contexto de debilidad del gobierno ante la opinión pública.
El nuevo partido Lanza de la Nación ha mostrado su disposición a negociar con ANC, pero pone como condición apartar al actual presidente Cyril Ramaphosa, con el cual Jacob Zuma mantiene una importante disputa, después de que se le echara del liderazgo del partido y del gobierno en 2018 por su implicación en casos de corrupción. La rivalidad entre ambos políticos impediría una alianza de sus dos formaciones políticas, pese a las semejanzas ideológicas entre ambas. Por su parte, tanto el ultraizquierdista Luchadores por la Libertad Económica como la liberal Alianza Democrática han abierto las puertas a un acuerdo con ANC. Con los primeros, sin embargo, no se alcanzaría la mayoría. Con los segundos, opción favorita del sector más moderado de ANC, sí se sumaría la mayoría, pero el carácter más ‘blanco’ del DA y su posición como alternativa a ANC podría dificultar un entendimiento entre ambos partidos (y mucho más una coalición).
Según los datos ofrecidos por la Comisión Electoral, ANC habría ganado en todas las provincias de Sudáfrica, salvo en la meridional Cabo Occidental, donde DA se alzó con un 53 % del voto y 32 puntos de ventaja, y en la oriental KwaZulu-Natal, donde el partido de Jacob Zuma registró un importante resultado, ganando con un 46 % y 28 puntos de ventaja sobre ANC.
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