A dos años de las últimas elecciones generales en Italia, en las que Giorgia Meloni, del ultraderechista Fratelli d’Italia llegó al gobierno tras ganar la alianza de derechas con mayoría absoluta, nos acercamos ya al ecuador de la legislatura. Los partidos van empezando a ver en el horizonte, aunque sea a lo lejos, las próximas elecciones. Prueba de ello son los movimientos dentro del centroizquierda, con figuras como el ex primer ministro y líder de Italia Viva Matteo Renzi abogando por la unidad del centroizquierda bajo el liderazgo del Partido Democrático de Elly Schlein. El Movimiento 5 Estrellas, por su parte, continúa su proceso de redefinición progresista bajo el liderazgo de Conte, continuando con las alianzas con el PD y otros partidos del centroizquierda a nivel regional y local. Sin embargo, a nivel nacional todo indica que no será tan fácil armar una coalición unida.
Ya en las últimas elecciones, fue imposible una alianza unida del centroizquierda en Italia ante las diferencias del PD con el M5S por la oposición de este último al gobierno de Mario Draghi, del cual la formación centroizquierdista entonces liderada por Enrico Letta se erigió como su mayor defensor. Por otro lado, los partidos del centro (Italia Viva y Azione) optaron caminar por su cuenta, en su apuesta por la construcción de un ‘Tercer Polo’, que no logró los resultados que esperaban y que finalmente implosionó ante los choques constantes de dos líderes carismáticos y de difícil carácter como son Renzi (IV) y Calenda (Azione). La unidad de estos espacios progresistas, sin embargo, es totalmente necesaria si el centroizquierda quiere vencer a la derecha. Ya en 2022, la suma de estos alcanzó el 49,4 % del voto frente al 43,8 % de la alianza de la derecha. La penalización de la división por parte del sistema electoral italiano llevó a una mayoría absoluta derechista que no se dio del mismo modo en las urnas. Evitar una repetición de este escenario es la principal ambición del Partido Democrático, liderado por Elly Schlein. El PD, como líder de la oposición y principal alternativa a FdI en las encuestas, está llamado a liderar dicha unidad del progresismo italiano.
Sin embargo, esta voluntad de unidad se ve truncada por las diferencias entre los partidos que deben formar de la mismas, tanto entre los dirigentes como entre sus votantes. La relación de líderes del centro con el M5S, al que siempre han criticado por «populista», es realmente mala. El M5S, por su parte, nació precisamente para combatir las formas políticas de dirigentes como Renzi. Una alianza entre ambos sectores del centroizquierda en Italia parece realmente difícil, siendo el PD el único pegamento que les puede unir. Por otro lado, los votantes del centroizquierda se muestran reacios a estas alianzas, por lo que se necesitaría una apuesta decidida por parte de los dirigentes de los partidos para convencer a sus electores de la necesidad de esta coalición. De acuerdo con una reciente encuesta de Demos&Pi y Demetra, los vetos cruzados entre el M5S y el centro se replican en sus electorados. La valoración positiva de un centroizquierda totalmente unido (PD, M5S y centro) baja hasta el 29 % entre votantes del M5S y al 31 % entre los del centro (IV, Azione y +Europa). Estos porcentajes distan del 57 % de valoración positiva de una alianza PD+Centro entre los votantes centristas y del 48 % de una PD+M5S entre los grillinos. Los únicos que ven mayoritariamente bien cualquier tipo de alianza para unir al centroizquierda son los votantes del Partido Democrático, según la encuesta.
Be the first to comment