Las elecciones presidenciales de 2024 en Somalilandia del 13 de noviembre representan un hito significativo para esta región autodeclarada independiente de Somalia desde 1991. La victoria del líder opositor Abdirahman Mohamed Abdullahi «Irro» sobre el actual presidente Muse Bihi Abdi marca un cambio político trascendental, con implicaciones tanto internas como geopolíticas.
A nivel interno, estas elecciones refuerzan las instituciones democráticas de Somalilandia, diferenciándola de la inestabilidad que caracteriza a Somalia. La Comisión Electoral Nacional anunció que Abdullahi, del partido Waddani, obtuvo más del 63 % de los votos, mientras que Bihi, del partido Kulmiye, alcanzó algo más del 34 %. La polarización entre ambos no ha dejado espacio a Faysal Ali Warabe, del socialdemócrata UCID, que ha bajado del 1 %. El nuevo presidente, «Irro», de 69 años fue presidente del parlamento de 2005 a 2017. El candidato ganador centró su campaña en reformas democráticas y económicas, buscando abordar desafíos como el desempleo y la falta de reconocimiento internacional. Su victoria refleja, en buena medida, el deseo de la población por un cambio en el país, después de 7 años de gobierno de Bihi.
Observadores internacionales elogiaron el proceso electoral por su credibilidad, consolidando la reputación de Somalilandia como una de las democracias más estables en el Cuerno de África. Las elecciones reflejaron nuevamente la intensa polarización entre los partidos Kulmiye y Waddani. El primero de ellos, que ha gobernado durante estos años, tiene una orientación socioliberal, formando parte de la Red Liberal de África. Mientras, el partido vencedor, Waddani, cuenta con una perspectiva más populista y basada en la democracia islámica, si bien atendiendo a sectores vulnerables y apostando por una economía social, en línea con la política económica también defendida por el, cada vez más débil, socialdemócrata UCID, del cual se escindió en 2012.
Contexto de las elecciones de Somalilandia 2023
Pese a la relativa estabilidad política y social en Somalilandia en comparación con Somalia, el país se ha enfrentado a importantes desafíos en estos años. Los retrasos en las elecciones presidenciales, que debían haberse celebrado en 2022, por falta de recursos financieros para su organización, generaron descontento entre parte de la población y las fuerzas opositoras. La extensión del mandato del presidente Muse Bihi Abdi provocó protestas en varias regiones, lideradas principalmente por los partidos Waddani y UCID. Por otro lado, el hasta ahora presidente ha recibido importantes críticas por la gestión de disputas internas con líderes locales. El conflicto iniciado en 2023 en la zona más oriental del país ha llevado al restablecimiento del Estado de Khatumo, que busca la reunificación con Somalia, reduciendo así el ámbito de control de las autoridades de Somalilandia.
La falta de reconocimiento internacional sigue siendo el mayor obstáculo para Somalilandia en el ámbito global. Conflictos como el anteriormente mencionado con el Estado de Khatumo no contribuyen a lograr avances en este sentido. A pesar de mantener relaciones oficiosas con países como Taiwán y recibir cierto apoyo de actores como los EAU y Etiopía, ningún país ha dado el paso de reconocer su independencia, proclamada en 1991. Durante los últimos años, se ha producido un mayor acercamiento del país a Etiopía, con quien el gobierno alcanzó un polémico acuerdo, que muchos temen puede impulsar la inestabilidad en la región, al incrementar la tensión entre Etiopía y Somalia. Grupos políticos como el del nuevo presidente criticaron la falta de ventajas conseguidas en el acuerdo, que no concreta el reconocimiento como estado por parte de Etiopía.
Por otro lado, la economía de Somalilandia ha crecido lentamente, impulsada principalmente por las remesas y la creciente actividad en el puerto de Berbera, que ahora podrá ser utilizado también por Etiopía, que busca diversificar sus rutas de comercio. Sin embargo, el desarrollo económico enfrenta múltiples desafíos. La falta de reconocimiento internacional limita el acceso a financiamiento externo y restringe el comercio formal y la economía se mantiene muy dependiente de sectores como la ganadería, muy expuesta a las fluctuaciones derivadas de condiciones climáticas adversas. El país se enfrenta, además, a niveles muy elevados de desempleo juvenil, que supera el 70 %.
En los últimos años, Somalilandia ha seguido intensificando su diplomacia con el objetivo de ganar reconocimiento internacional. Para ello, el gobierno ha destacado su estabilidad relativa y su potencial como socio estratégico en una región crecientemente conflictiva. La creciente importancia del puerto de Berbera en el comercio regional ha sido una herramienta clave en esta estrategia. Sin embargo, las tensiones con Somalia, que considera a Somalilandia como parte de su territorio soberano, complican estos esfuerzos, dificultando que pasos de la Unión Africana en el reconocimiento del país. Múltiples países africanos temen que un reconocimiento de la independencia pueda desestabilizar otros territorios del continente.
Por tanto, el país deberá afrontar como principal reto la búsqueda de un mayor reconocimiento internacional, ampliando las relaciones con los países con las que ya ha mantenido contactos. Esto será clave para la apertura económica del país y el desarrollo de nuevos sectores, favoreciendo la necesaria diversificación de la economía de Somalilandia. El gobierno deberá impulsar reformas económicas en este sentido, clave para impulsar la creación de empleo, esencial para reforzar la estabilidad y cohesión social. También queda pendiente si el nuevo gobierno promueve una revisión o suspensión del acuerdo con Etiopía, dadas las críticas planteadas desde su formalización.
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