La campaña electoral sigue avanzando en Alemania, con la inmigración con uno de sus temas centrales, para beneficio de Alternativa para Alemania, que podría conseguir la segunda fuerza política a nivel nacional. La semana pasada, los democristianos llevaron a votación primero una moción para restringir la migración y luego una proposición legislativa para limitar el asilo. Ambas contaron con el apoyo del ultraderechista AfD, lo que generó gran polémica en el país, llevando incluso a críticas por parte de Merkel a su propio partido, sin embargo la segunda no fue aprobada debido a varias deserciones entre las filas democristiana y liberal.
Este episodio ha tenido una gran relevancia dentro de la campaña electoral. Sin embargo, las encuestas electorales no parecen estar capturando movimientos de voto significativos. Así, los democristianos se mantienen ampliamente como favoritos para las elecciones federales de dentro de dos semanas. Y es que, pese a la polémica, son una minoría de los votantes democristianos los que ven un problema en la propuesta de la CDU/CSU sobre migración. Un 62 % se muestra a favor de ella, aun contando con el apoyo de la AfD, mientras que otro 28 % apoya el contenido de la propuesta pero no que dependiera de la ultraderecha. Apenas un 7 % rechaza en sí el fundamento de la propuesta. Incluso dentro de los electorados progresistas, vemos como un tercio o más de sus votantes ve con buenos ojos el contenido de la propuesta democristiana sobre migración, lo que limita el uso que pueden dar estos partidos a dicha polémica en esta campaña. La cuestión migratoria no parece un tema en el que los partidos progresistas puedan lograr una ventaja electoral frente a los partidos de la derecha, de acuerdo con los datos de esta encuesta de Infratest Dimap.
La polémica votación ha llevado a muchos a afirmar que se ha roto el histórico cordón sanitario frente a la ultraderecha en Alemania, fruto de la restauración de la democracia tras el fin de la dictadura nazi después de la Segunda Guerra Mundial. Los democristianos rechazan tal afirmación y su candidato Friedrich Merz salió a reiterar su compromiso de no pactar con la AfD. Sin embargo, muchos dudan de este compromiso y consideran que se ha dado un primer paso en la normalización del partido en Alemania.
Así, un 44 % de los alemanes ve aceptable presentar leyes que puedan necesitar a AfD para aprobarse, tal y como hicieron los democristianos la semana pasada. En el caso de los votantes democristianos, este porcentaje crece hasta el 61 %. Por otro lado, el porcentaje de aquellos que ven aceptable presentar propuestas legislativas junto a AfD baja hasta el 38 %, mientras que sólo un 28 % aceptaría una coalición que incluyera al partido de extrema derecha. En el caso de los votantes democristianos este porcentaje desciende hasta el 19 %.
Con respecto al compromiso del muy probablemente próximo canciller Friedrich Merz de no pactar con AfD, existe división en la opinión pública alemana. Sólo entre los votantes democristianos existe una mayoría que cree que sí lo cumplirá, aunque un 20 % de estos cree que finalmente sí podría hacerlo. Los votantes que más desconfían de las intenciones de Merz son los votantes de Die Linke, entre quienes 3 de cada 4 cree que no cumplirá su palabra.
En relación a quiénes son los socios de gobierno preferidos para formar una coalición con los democristianos después de las elecciones, existen claros favoritos. Entre el electorado en general, es claramente el SPD el preferido, con un 31 % de los alemanes apostando por esta gran coalición. Entre los votantes democristianos, el liberal FDP es el preferido de un 36 %, mientras que el SPD lo es del 32 %. En cuanto a AfD, sólo es mencionado por un 6 % de los votantes democristianos como su socio preferido.
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