Robert Fico: El regreso del líder populista a la cúspide de la política eslovaca

Robert Fico ha demostrado ser una de las figuras más resilientes y controvertidas en la política eslovaca. Su regreso al cargo de primer ministro en 2024 marca un hito en una carrera política que ha oscilado entre la promesa del progreso socialdemócrata y un giro hacia el populismo nacionalista. Con su liderazgo, Fico ha navegado entre las aguas del pragmatismo político y la agitación, ganándose un lugar en la historia política reciente de Europa Central.

Primeros años y formación de Robert Fico

Nacido el 15 de septiembre de 1964 en Topoľčany, una pequeña ciudad de Eslovaquia, Robert Fico creció en una familia modesta. Su formación académica en la Universidad Comenius de Bratislava, donde se graduó en Derecho en 1986, le permitió adentrarse en el aparato gubernamental de la entonces Checoslovaquia comunista. Durante esta época, Fico ingresó en el Partido Comunista de Checoslovaquia, como muchos jóvenes que aspiraban a una carrera pública.

Con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desintegración de Checoslovaquia en 1993, Eslovaquia emergió como un estado independiente. Fue en este nuevo panorama donde Fico moldeó su carrera política, al principio vinculada al Partido Democrático de Izquierda (SDĽ), y más tarde como representante del Gobierno eslovaco ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Fundación de Smer-SD y su ascenso al poder

El verdadero hito en la carrera de Robert Fico llegó en 1999 cuando abandonó el SDL’, partido en claro declive, y fundó Smer (Dirección), que luego se transformó en Smer-SD (Dirección-Socialdemocracia). En sus inicios, Smer-SD se presentó como un partido de centroizquierda, con un enfoque en las políticas sociales, la protección laboral y la oposición a las reformas neoliberales que estaban moldeando a Europa del Este tras la caída del bloque soviético, ideas que sigue manteniendo.

Con una mezcla de carisma personal y habilidad política, Fico aprovechó un ambiente de descontento social para convertir a Smer-SD en el partido dominante en Eslovaquia. En 2006, logró su primer mandato como primer ministro, un cargo que ocuparía en tres ocasiones: 2006-2010, 2012-2018 y nuevamente a partir de 2024. Durante sus primeros años de gobierno, Fico combinó políticas económicas de izquierda con una retórica muy nacionalista, especialmente en relación con la minoría húngara en Eslovaquia y la creciente influencia de la Unión Europea y alianzas occidentales como la OTAN.

Estilo de liderazgo y controvertida retórica

Fico no es solo un político hábil, sino un líder que ha sabido adaptarse a las demandas de la sociedad eslovaca. En sus primeros años en el poder, adoptó un enfoque algo más pragmático (aunque ya entonces pactó con un partido de ultraderecha para gobernar), si bien con los años ha ido profundizando en un mensaje mucho más populista y nacionalista. Bajo su liderazgo, Eslovaquia experimentó inicialmente un crecimiento económico significativo, aunque truncado en 2008 y 2009 por la intensa crisis económica global, y también un aumento en las tensiones políticas y sociales. En 2010, Fico perdió el gobierno, pese a ser la fuerza política más votada, a manos del democristiano SDKÚ-DS, que formó una débil coalición que apenas duró a 2012, año en el que Fico, con un 44 % de voto, logró una histórica mayoría absoluta.

Uno de los rasgos más distintivos de su liderazgo ha sido su capacidad para polarizar a la sociedad eslovaca. Aunque su retórica se ha centrado en muchos momentos en el nacionalismo eslovaco, Fico también ha sabido posicionarse como defensor de los trabajadores, criticando a las élites económicas y políticas de Bruselas y de Berlín. Este mensaje alcanzó especialmente a los votantes rurales y de la clase trabajadora, sectores que se sentían marginados por el rápido cambio económico y cultural que atravesaba el país, y entre los que siempre ha cosechado muy buenos datos en términos de voto.

Su gobierno también ha estado marcado por una postura firme contra la inmigración. Fico ha sido muy crítico con la política migratoria de la Unión Europea, especialmente en lo que respecta a la redistribución de refugiados, y ha utilizado esta postura para atraer a sectores más conservadores y euroescépticos. En este sentido, el líder de Smer-SD manifiesta también posturas ultraconservadoras, que le alejan enormemente de los partidos socialdemócratas del resto del continente. Además, sus gobiernos han sido criticados por «erosionar las libertades democráticas y fomentar la corrupción».

El asesinato de Ján Kuciak: Un punto de inflexión

La carrera de Robert Fico se vio profundamente afectada en 2018 tras el asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak y su novia, Martina Kušnírová. Kuciak estaba investigando la corrupción en los altos niveles del gobierno eslovaco, incluyendo vínculos entre figuras cercanas a Fico y organizaciones criminales. El asesinato provocó una oleada de protestas masivas en todo el país, con miles de personas exigiendo justicia y pidiendo la renuncia del gobierno de Fico.

A raíz de estas manifestaciones y la presión internacional, Fico renunció como primer ministro en marzo de 2018, cediendo el puesto a su aliado Peter Pellegrini, actual presidente del país, puesto al que llegó como líder de una escisión del partido de Fico, Hlas-SD, con una visión más moderada y pragmática. Sin embargo, Fico mantuvo un rol activo en la política, liderando Smer-SD desde las sombras y continuando como un actor clave en la política eslovaca.

El retorno a la cúspide: Elecciones de 2024

A pesar de las dificultades y las controversias, Fico demostró una notable capacidad de supervivencia política. Tras su salida del gobierno, la popularidad de Smer-SD disminuyó, pero Fico nunca se alejó completamente de la escena. En 2024, una combinación de factores, entre las que destaca la capacidad polarizadora de su figura, le permitió regresar al poder.

El escenario político en Europa del Este había cambiado considerablemente. El auge de partidos nacionalistas y populistas en países como Hungría y Polonia, junto con la creciente desilusión con las élites europeas en estos países, ha creado un clima favorable para el regreso de figuras políticas como Fico. A través de una retórica centrada en la soberanía nacional, el escepticismo hacia la UE, y una promesa de seguridad económica, Fico logró capitalizar el descontento social.

La campaña de Smer-SD en las elecciones de 2024 se centró en temas como la lucha contra la corrupción, el rechazo a las políticas migratorias de la UE y la defensa de los valores tradicionales eslovacos. Fico supo leer el ambiente político y adaptarse a las nuevas demandas del electorado, posicionándose como el único líder capaz de «recuperar Eslovaquia para su pueblo».

Desafíos para su nuevo mandato

El regreso de Robert Fico al poder no ha estado exento de críticas, tanto dentro como fuera de Eslovaquia. Los líderes de la UE y otros países europeos miran con preocupación su retórica nacionalista y su posible alineación con otros gobiernos de Europa Central que han adoptado posturas antidemocráticas. Su nueva coalición con el ultraderechista Partido Nacional Eslovaco (SNS) le ha valido una nueva suspensión del grupo socialdemócrata europeo. Fico también enfrenta el reto de gobernar un país polarizado, con una oposición fuerte que sigue movilizada tras los eventos que llevaron a su renuncia en 2018.

Internamente, Eslovaquia continúa lidiando con desafíos económicos y sociales. La desigualdad sigue siendo un problema importante, y aunque el país ha experimentado crecimiento económico en los últimos años, este no se ha distribuido equitativamente. Fico tendrá que equilibrar sus promesas populistas con las realidades de la política económica global, en un contexto donde las tensiones con la UE podrían afectar negativamente las inversiones y el desarrollo del país.

Otro desafío importante es la cuestión de la corrupción, un tema que sigue siendo central en la política eslovaca. Aunque Fico siempre ha prometido luchar contra la corrupción, muchos críticos dudan de su capacidad o disposición para hacerlo, dados los escándalos pasados que involucraron a su gobierno. De hecho, sus reformas del sistema penal y judicial le han valido críticas de organismos internacionales y de expertos en Estados de Derecho, por «favorecer la corrupción«.

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